El concepto de Black Friday, que hoy en día ha evolucionado hasta extenderse a la llamada Black Week e incluso hasta el Cyber Monday, nos lleva acompañando desde hace algunas décadas. Importado desde Estados Unidos, su lugar de origen, las principales marcas y grandes almacenes han aprovechado el tirón que supone unos días enteros de descuentos masivos en casi todo tipo de producto, especialmente como forma de inaugurar las campañas navideñas. Es allí, en Norteamérica, donde el concepto tiene más arraigo, pues coincide con el inicio de la llamada festive season que se extenderá hasta bien pasada la Navidad.
La celebración del Día de Acción de Gracias (el último jueves de cada noviembre) marca para muchas familias la época de reencuentros, celebraciones y regalos por doquier, faceta que desde la recuperación económica de los años 50 y 60 ha liderado el país como la potencia económica mundial. Pero el verdadero origen del Black Friday o "Viernes Negro" no es tan positivo. Nos recuerda al colapso de la economía estadounidense en el famoso Crack del 29, y que arrastraría a una gran parte del mundo consigo. Tras décadas de depresión económica en la que los números rojos eran habituales, el Back Friday inspira que, tras esta mala racha, los números vuelven a ser negros (positivos) en las finanzas de las empresas.
Como curiosidad, el término se popularizó en los años 60 en la ciudad de Filadelfia por parte de los agentes de tráfico, que tras un largo día festivo de Acción de Gracias observaban las calles llenas de humo negro de los vehículos que iban y venían de las celebraciones familiares. El concepto se acabaría extendiendo al resto del país al cabo del tiempo hasta llegar a aparecer en el imaginario colectivo como lo que es hoy: el día de las compras.